Los grupos empresariales que introducen en el mercado cerdos criados en condiciones de producción salvajes están en la raíz del problema de la aplicación de los purines

de vacas, cerdos, purines y reformas estructurales

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Hablaba en la anterior entrada del problema que supone para nuestros ganaderos la exigencia de nuevos métodos de aplicación de los purines y tal vez sea bueno volver a referirse hoy a esa cuestión.

Porque es cierto que las excepciones que por parte del Gobierno Asturiano se proponen al Ministerio de Agricultura darán un respiro temporal a los ganaderos de vacuno. Pero no es menos cierto que los problemas de fondo siguen encima de las cabezas de esos ganaderos, como una especie de guillotina, que, si nadie lo remedia, acabará cayendo sobre ellos.

Y es que la situación es profundamente injusta.

Una raíz común

Supongo que muchos de ustedes tuvieron ocasión de ver el pasado domingo el extraordinario programa de Salvados sobre la industria cárnica y sus más que rechazables prácticas en la cría intensiva de cerdos. Aquí puedes ver el programa

Podría parecer que lo que allí se vio no tiene nada que ver con nuestra ganadería o con nuestros sistemas de abonado y de gestión de residuos pero, si nos fijamos un poco, nos podemos dar cuenta de que estamos, en realidad, ante la misma raíz que sostiene todo el entramado.

El Decreto de los purines. Un nuevo clavo en el ataúd

Una raíz que se situa en una enorme concentración de poder que no sólo es capaz de llevar a cabo prácticas esclavistas o de poner en los supermercados productos de valor cero que no deberían estar en la cadena alimentaria, sino que es capaz también de trasladar los costes económicos derivados de su infame modelo de producción a sectores ganaderos que nada tienen que ver con ellos, pero que acaban pagando por la rapiña de estos modernos negreros.

El poder de estos monopolios de la alimentación es de tal calibre que, una vez creado el problema, en este caso el exceso de emisiones de sus monstruosas granjas de cerdos, consiguen que la Administración Central, el Gobierno de España, distribuya el coste del problema entre todo tipo de producciones ganaderas como en una especie de café para todos.

Reformas estructurales

Pero no vayan ustedes a creer que todo esto se produce por casualidad o que estamos ante una plaga bíblica que nos manda el Altísimo.

Esto tiene padre, tiene origen y tiene, sobre todo, un componente ideológico. ¿Se acuerdan ustedes de la necesidad imperiosa que tenía la economía española de acometer reformas estructurales?

Se acuerdan ¿verdad?

¿Se acuerdan de Guindos, Rajoy o Montoro dando el coñazo al respecto una y otra vez?

Puesto esto son las reformas estructurales que el capitalismo de rapiña ha conseguido instalar en este país.

Estas son las reformas estructurales que han conseguido que grandes grupos empresariales, con enormes beneficios, someten directamente a esclavitud a miles de inmigrantes a los que convierten en falsos autónomos a cambio de un salario de miseria que se multiplica por cero derechos.

Estas son las reformas estructurales que ponen en los lineales de los supermercados productos que proceden de animales abarrotados preventivamente de antibióticos o de animales enfermos y con malformaciones que nunca deberían haber estado dirigidos a la alimentación humana y que acaban destinados, precisamente, a la alimentación de las personas con menos recursos.

Estas son las reformas estructurales que hacen que los ganaderos de vacuno de la cornisa cantábrica acaben pagando y contribuyendo a la reducción de las emisiones que han producido esos grupos cuasi mafiosos que se basan en sistemas de producción salvajes y en el silencio como cortina que los oculta.

Haré una pregunta estúpida:

¿Tan difícil es elaborar en España un mapa de emisiones por residuos ganaderos?

No parece, desde luego, que sea difícil en el estado actual de la tecnología, entonces ¿por qué no se hizo antes de poner en el BOE las tres líneas del café para todos?

O, como se decía en latín, quid prodest?

O sea, ¿a quién coño beneficia?

Juan Santiago