El PSOE sólo tendrá un proyecto sólido si está sustentado en agrupaciones locales que debaten, que critican y que se sienten partícipes de él.

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de gestoras, agrupaciones y militantes

Llevo algún tiempo hablando de que habrá de ser el protagonismo de la militancia socialista la base de cualquier salida a la crisis que no sea una salida en falso.

Estoy convencido de que el problema fundamental no es sólo la falta de un liderazgo creíble, sólido y que aporte confianza y capacidad de enganche. Por supuesto que también, pero un buen líder que opere sobre un conjunto vacío tiene tan poca capacidad de maniobra que, al final, puede quedar en lo meramente testimonial cuando no en lo irrelevante.

Creo haber dicho también en alguna ocasión que está por hacerse un análisis a fondo del impacto que en la pérdida de representación parlamentaria del PSOE ha tenido la desafección de una militancia que, o bien ha abandonado, dejando el carné y las cuotas, o bien ha seguido manteniendo una afiliación nominal, alejada de unas direcciones poco motivadoras y de un proyecto en el que muchos ya no creían y al que, por tanto, no defendían con el mismo entusiasmo como el que se ponía en los buenos tiempos.

la principal tarea a realizar es tratar de conseguir que las agrupaciones locales recobren un pulso que se ha ido perdiendo por la misma cuesta abajo por la que se fueron rodando seis millones de votos

Por eso creo en la reconstrucción de abajo arriba. Por eso creo que la principal tarea a realizar ahora, sin esperar más, es tratar de conseguir que las agrupaciones locales, pequeñas, medianas o grandes, recobren un pulso que se ha ido perdiendo por la misma cuesta abajo por la que se fueron rodando seis millones de votos.

Y, como la travesía en el desierto va a ser larga, es importante que los cimientos sean serios. De ahí la necesidad de que se abra el debate en las bases para contrarrestar estos años de abandono, de pérdida de sustancia ideológica y de desilusión.

Esa y no la conspiración permanente es la tarea que han de abordar los responsables en todos los niveles, ya sean gestoras provisionales o direcciones consolidadas.

Es verdad que es difícil imaginar que aporten soluciones para apagar el fuego los que han regado con gasolina en la manguera, pero da igual porque estoy seguro de que sólo se legitimará quien permita, de verdad, que la elaboración del proyecto pase de las élites a las bases.

Esto es sobre todo importante en el ámbito local. En las pequeñas agrupaciones es imprescindible la reconstrucción, la recuperación de los que se fueron hartos, la motivación para acercarse a quienes, con toda razón, no se sienten representados por estructuras envejecidas y anquilosadas, dejadas de la mano de dios y desmovilizadas hasta el punto de de tener que embarcarse en operaciones, en algunos casos,  incoherentes.

Esa es la base que hay que ampliar, la de abajo. Porque sólo habrá proyecto sólido si está sustentado en agrupaciones locales que debaten, que critican y que se sienten partícipes de él.

Lo demás, las conspiraciones, los apoyos inquebrantables, la obediencia debida o el culto al líder sólo sirven para sostener un endeble decorado.

O algo así.

Juan Santiago