Lo importante para la izquierda es la correlación de fuerzas entre bloques más que el hecho de que la hegemonía en la derecha pase del PP a Ciudadanos

izquierda debe reflexionar

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Desde que las últimas elecciones catalanas trajeron consigo un notable resultado para Ciudadanos y un desastre absoluto para el PP, se ha vuelto a poner de moda ese noble deporte que consiste en publicar encuestas y anunciar en ellas presuntos vuelcos y batacazos que cambiarán el mapa político. Bueno, se ha vuelto a poner de moda si es que alguna vez había dejado de estarlo.

Sea como fuere, ya se sabe que las encuestas las carga el diablo o, más bien, el espíritu maligno que las encarga y que suele coincidir con quien financia y soporta a determinados medios de comunicación. También se sabe que hay pocos espíritus malignos que se puedan considerar ingenuos o dados a la ecuanimidad y al buen rollo.

La preocupación no está en el uno por ciento

En cualquier caso y dando por supuesto lo anterior, es cierto que se están adivinando determinadas tendencias que están agotando en las boticas las reservas de trankimazín.

Y no crean ustedes que esa ansiedad o esas preocupaciones se están produciendo precisamente entre quienes detentan el poder económico, entre las grandes corporaciones o entre eso que se conoce como el uno por ciento y que son los que, de verdad, mandan. Ni mucho menos. Las preocupaciones quedan para algunos cuadros medios de determinados partidos políticos que andan decidiendo si se quedan o se van con el vecino y quedan también para algún otro que ve las sombras de las rejas y siente que se puede acabar convirtiendo en el chivo explicatorio, que decían Les Luthiers.

Y, mientras, la izquierda española, como la cigarra, gastando el invierno en cantes.

La cuestión es bastante simple. A pesar de que algún anaranjado anda prediciendo la muerte del bipartidismo, la realidad es que, repartidos entre dos o entre cuatro, los votos en este país se articulan básicamente en dos bloques.

Lo que anuncian los números

Hace ya un año y medio analizamos aquí esta cuestión para explicar cómo, en el bloque de la izquierda, se había pasado de una hegemonía prácticamente absoluta del Partido Socialista a un reparto del voto con Unidos Podemos. Un fenómeno que, por cierto, es prácticamente el mismo que está ocurriendo en el bloque de la derecha con el crecimiento de Ciudadanos.

El problema, visto desde esta perspectiva, no está en quién sea la fuerza hegemónica de cada bloque aunque, ciertamente, tiene su importancia. No es lo mismo que la fuerza dominante esté en el centro que en el extremo, por supuesto.

Pero lo realmente importante, lo que realmente puede definir que el país tome una dirección hacia posiciones neoliberales o progresistas, está en la correlación de fuerzas entre bloques.

Hace un año y medio, después de las elecciones de 2016, constatábamos que la diferencia entre el bloque de la derecha y el de la izquierda era de poco más de dos puntos, de poco más de seiscientos mil votos y de trece escaños.

En cambio hoy, si atendemos, no ya a los sondeos más sesgados, sino a los que provienen de medios menos escorados, podríamos estar hablando de diferencias de entre siete y ocho puntos, de más de dos millones de votos y de mayoría absoluta con una diferencia de cincuenta escaños.

La importancia del sorpasso

A partir de ahí, para la izquierda dará igual que Ciudadanos sobrepase al PP. Dará lo mismo porque quedará abierta la vía al mantenimiento de las políticas que nos han traído hasta aquí, las ponga en marcha un Registrador de Pontevedra o uno con flequillo y que huela menos a naftalina.

Seguramente, seguiremos escuchando la letanía de que hay que dar la batalla en el centro. Lo más probable es que también haya que hacerlo, pero sobre todo, la solución al problema creo yo que estará en traer a los que quedaron por el camino y en hacer una política de izquierdas clara, sensata y sin hacernos trampas.

Y si no es así, ya sabemos lo que hay.

Juan Santiago