El jacobinismo reinante en el Partido Socialista ha dejado el partido a los pies de los caballos en las nacionalidades históricas y nadie parece dispuesto a asumirlo.
Tras las autonómicas del 25S, algunas cuestiones han aflorado en las turbulentas aguas socialistas, pero, quizás, cegados los ojos por las chispas que salpican del afilador de cuchillos, no se está poniendo el foco sobre una realidad incuestionable: la posición centralista, rancia y untaria de muchos de los barones «federados» ha empujado al «partido federal» a una posición de absoluta irrelevancia en los parlamentos de las nacionalidades históricas. Es decir, que los jacobinos federales, para tratar de apuntalar su propia posición en cada uno de sus pequeños reinos de taifas, han destrozado las posibilidades de su partido en lugares que, además, son absolutamente imprescindibles para la supervivencia de la organización ayudando, de paso, a la implosión del modelo territorial.
La realidad es muy tozuda y los números más. Actualmente, el PSOE tiene, entre los parlamentos gallego, vasco y catalán, la friolera de 39 diputados autonómicos. Menos de los confortables 41 que le han caido a Feijóo sólo en Galicia. 39 de 285 o, lo que es lo mismo, apenas un trece y medio por ciento de todos los parlamentarios. Y eso que hablamos de un partido que ha gobernado en las tres nacionalidades.
En «Podemizar el PSOE» poníamos de manifiesto que la sangría de votos se producía claramente por el lado izquierdo y estas dos últimas elecciones han sido una muestra más. Pero es que, además, lo que ya queda claro es que en las nacionalidades históricas el jacobinismo socialista que manda en algunas federaciones, trazando líneas rojas y lanzando anatemas, ha dejado tanto a PSGa, como a PSE, como a PSC, sencillamente al pie de los caballos después de abandonar la España Plural, las luchas por el 151, la memoria de Blas Infante y todo lo que sea menester.
En un partido federal se ha impuesto el jacobinismo más rancio y a ninguno de los irreductibles se le ocurre pensar que algo tendrá que ver en la debacle. Ánimo hasta el infinito y más alla, que vamos bien.