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Después de la noche electoral, lee uno los periódicos y comprueba una cierta unanimidad en relación con la pérdida de votos y poder que ha sufrido el Partido Popular.

En cualquier caso, se miran los mapas y se repasan los números y se percibe que no hay muchas certezas en este momento alrededor de una noche que algunos pensamos como decisiva y que sólo el paso de los meses nos dirá si estábamos o no en lo cierto.

Sabemos que históricamente las municipales siempre han funcionado de un modo parecido a eso que los financieros llaman el mercado de futuros y que normalmente marcan, unas veces para bien y otras para mal, las tendencias políticas de los acontecimientos que han de venir.

carmena 2Todo eso parece ser verdad, una nueva forma de hacer política se está consolidando, los llamados emergentes acreditan un suelo y adivinan un vuelo, las ventanas parece que se abren y da la sensación de que un viento fresquito nos empieza a dar en la cara.

Todo eso es indudable, pero hoy me viene a la cabeza una pregunta: ¿Qué menos podía pasar?

Y añadiré otras pocas preguntas: ¿Es que podían no haber ocurrido cosas tan básicas como la pérdida de la mayoría absoluta popular en la Comunidad Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia? ¿Es que podían no haberse consolidado movimientos ciudadanos con respuestas al dolor de la gente? ¿Es que era posible que esos parados de los que, al parecer, ya no se habla no se hicieran notar con su voto? O, por preguntarlo de una manera muy básica, ¿es que somos todos gilipollas?

Miro los mapas, repaso los números, leo en los titulares cosas como “batacazo” «desastre» o “debacle” y aún así, sigo encontrando mucho azul.

Además, me doy cuenta de que en bastantes pueblos pequeños las siglas se han llevado por delante a muchos tipos de base que no han podido librarse de ellas, mientras el jefe de la banda y sus bien pagados acólitos ni siquiera asoman la barba para que no los molesten con estúpidas preguntas.

Es verdad que en la noche electoral han pasado muchas cosas. Es verdad que los pactos y la política pueden hacer variar alguna más y hasta es posible que esto sea el preludio de un otoño cargado de promesas pero, vamos a ver, ¡qué menos podía pasar!

Juan Santiago