El Plan Demográfico asturiano es un avance sustancial que debe dar un mayor protagonismo a los territorios y a su población vinculada

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La publicación del Plan Demográfico del Principado de Asturias supone la aparición de un elemento que hacía mucho tiempo que veníamos demandando, sobre todo en los territorios que, como es el caso del Occidente de Asturias, están sufriendo mayores tensiones de despoblamiento.

Siempre que se planteaba últimamente la cuestión, yo sostenía que no podíamos estar permanentemente en fase de diagnóstico y que era imprescindible empezar a hablar de planes concretos y de recursos concretos que trataran, por lo menos, de desacelerar el problema. Simplemente de eso. No hablamos, por supuesto, de eliminarlo ni de revertirlo, entre otras cosas,  porque estoy convencido de que hay partes del territorio que han llegado ya a un punto de no retorno.

Por eso saludamos la aparición de un plan que se plantea para los próximos diez años, que establece líneas y actuaciones concretas que se consideran necesarias y que, por primera vez, pone, junto a esas líneas y actuaciones, euros específicos que habría que invertir.

Eso sí, este saludo lo hacemos con todo el escepticismo que hemos ido acumulando a lo largo de años de hablar del problema.

CONDENAR A LAS ALAS (2)

Unos números aterradores

Yo creo que merece la pena acercarse a las doscientas y pico páginas del documento – un documento serio – aunque sólo sea por sentir el estremecimiento que producen las treinta primeras.

Y es que los números son absolutamente eso: estremecedores.

Los números demográficos asturianos son ciertamente peores que los que conocíamos o intuíamos y ponen a la región en cabeza del problema y a la cola de la práctica totalidad de las tasas e índices analizados.

Pero, claro, hablamos de números que dibujan el retrato medio de la Asturias actual y de la que se puede proyectar hasta 2050. Pongan esto en relación con el hecho que la almendra central reúne al 80 por ciento de la población en el 20 por ciento del territorio y, a continuación, imagínense ustedes cuál puede ser la posición y situación de las zonas periféricas en las que esas cifras se pueden disparar hasta niveles prácticamente insostenibles ya hoy en día.

Tengo intención de ir analizando en próximas entregas distintos aspectos de las medidas e inversiones que se proponen en el Plan Demográfico y que pueden ser importantes para nuestros territorios, pero quería referirme hoy a dos aspectos más genéricos que tienen que ver básicamente con la viabilidad real que se le puede otorgar al Plan.

Pacto político y protagonismo de los territorios

El primero está reconocido por el propio documento y se centra en la necesidad de convertirse en un pacto político que sea asumido por todo el arco parlamentario. Evidentemente es éste un Plan Demográfico que está redactado a instancias de un gobierno pero es también evidente que, dada la complejidad política asturiana, de nada servirá si no es asumido como prioridad absoluta por todas las fuerzas políticas e incorporado a los presupuestos, los formule quien los formule.

Y el segundo es la lejanía que se nota entre los redactores y los territorios, como si éstos sólo fueran objetos de política en lugar de ser – como parece que procede – sujetos de esa política.

A este respecto, citaré, para terminar, unas frases que están en el informe que sobre este mismo problema y para la Comunidad de Aragón, redactó el Centro de Estudios sobre la Despoblación y el Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR) por encargo del Justicia de Aragón, el Defensor del Pueblo aragonés.

Dice ese informe que “es necesario que sea la población vinculada a esos territorios desérticos la que emita el juicio más decisivo acerca de cómo combatir la despoblación, incluso si procede o no, bien informada y asesorada, pero siempre como protagonista y responsable de su propio destino.”

Afirma también que “La comunidad afectada, la local, ha de ser parte activa, incluyendo a todos los agentes que la integren, empoderándolos y haciéndolos corresponsables del reto”.

Y concluye: “la despoblación, pandemia de la España del interior, sólo se combate con la vacuna del compromiso cívico personal.”

Pues eso,  que no habrá solución sin que la definan los territorios.

Juan Santiago