Al final resultará que a Pedro Sánchez van a tener que defenderlo los que no le votaron en las primarias ¡Manda huevos!

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¡Manda huevos!

¿Se acuerdan de aquello de «¡Manda huevos!»?

Seguro que sí. Seguro que recuerdan ustedes aquella famosa expresión que se oyó en boca de aquel Presidente del Congreso que era experto en despreciables triquiñuelas leguleyas y que fue recompensado por ellas con el no despreciable cargo de embajador ante su Graciosa Majestad Britanica.

Pues bien, curiosamente, hoy nos encontramos con que la muy castiza expresion de Don Federico es perfectamente aplicable a un Partido Socialista en el que se produce una extraña paradoja. La que supone el hecho de que la estrategia de su Secretario General tenga que ser sostenida y avalada por quienes no le votaron en el proceso de primarias en el que resulto elegido, precisamente, frente a quienes allí lo colocaron.

Desde luego que resulta curioso, y a la vez ejemplar, escuchar a uno de los que fueron sus contrincantes en aquel proceso, salir a defender la decisión de Pedro Sánchez de consultar a la militancia teniendo en cuenta que, a la postre, esa decisión no es más que un paso adelante en el camino que aquella consulta inició, mientras que, por el contrario, resulta ciertamente poco edificante y, en algún caso vergonzoso, escuchar la voz de alguno de aquellos señores de los aparatos que apostaron e hicieron apostar a sus bases por encumbrar a un candidato que entendieron entonces dócil y transitorio y que ahora se ve obligado a hacer valer sus decisiones mientras evita las dentelladas que quieren propinarle las hienas.

Consultar a la militancia es un paso más en el camino que se inició con las primarias

Habrá que recordar que, para bien o para mal, Pedro Sánchez es el Secretario General del Partido Socialista y que su designación está legitimada por el voto directo de decenas de miles de militantes que se pronunciaron en un proceso que pudo ser mejor, pero que es perfectamente homologable. Claro que, también habrá que recordar el escaso entusiasmo que mostraron muchos de aquellos dirigentes que veían cómo la militancia se inmiscuía en una elección que algunos consideraban de su propiedad decisoria.

También habra que recordar que aquel Secretario General. conformó, además, una direccion en la que tuvieron encaje personas afines a todos los barones, los que le apoyaron y los que no y que sometió la politica de pactos, como era mandado por los estatutos, a la resolución de un Comite Federal.

El problema es que hay quien no acaba de identificar los tiempos en los que vivimos y sigue anclado en métodos y procedimientos que poco o nada tienen que ver con la necesidad que la ciudadanía, y mucho mas la militancia, tienen de participar de manera real y directa en la solución de sus problemas.

Pero que no se preocupen, que no hay nada que temer. Sánchez tiene no sólo el derecho, sino la obligación de explorar pactos de gobierno o investidura que sean acordes con la ideología de sus bases y que, en ese contexto, su decisión de consultar a la militancia lo que consiga, no puede ser mas que aplaudida por todos aquellos a quienes da la voz.

Sánchez puede tener claro que en ese camino le van a acompañar tanto quienes creyeron en él como los que no y puede tener la seguridad de que ningún aparato tiene tanto valor como el voto de los militantes. Y eso, le pese a quien le pese.

Juan Santiago