El gobierno de Pedro Sánchez trae consigo una ola transversal de ilusión y la apertura de un tiempo nuevo en el que el plural femenino ha venido para quedarse.

la hora del plural genérico femenino

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La formación del nuevo gobierno de Pedro Sánchez ha traído consigo una ola de ilusión transversal que no sólo se nota entre los propios militantes y simpatizantes del Partido Socialista, sino que recorre una buena parte de los votantes del resto de formaciones políticas.

Casi podríamos decir que esa ola se ha instalado en todos los rincones del espectro salvo en eso que bautizó como la jauría el efímero Máxim Huerta.

Pero, a mi modo de ver, y  a pesar de las enormes dificultades que enfrenta el gobierno, los efectos no sólo se notan en esa sensación de tiempo nuevo y fresco que se respira en la opinión pública.

Se empiezan a notar también esos efectos en la apreciación que tienen los ciudadanos de la dirección que hay que seguir. Y hasta tal punto esto es así, que yo diría que la conformación del gobierno salido de la moción de censura supone el nacimiento de una tendencia que ha de tener influencia en los modos de ejercer la acción política y en los mecanismos para encarar las estrategias electorales. De esto último yo creo que ya se están dando cuenta entre las huestes naranjas de Albert Rivera.

Adaptación a la realidad

Y es que, tal vez, lo más importante que se desprende del gabinete Sánchez es la certeza de su adaptación a unas realidades que han venido para quedarse y que, partiendo del 15M y pasando por las movilizaciones feministas y de pensionistas, estaban ocultas por la acción miope y conservadora del gobierno de Rajoy.

Y entre todas ellas, la más clara es la que explota en el acceso de mujeres progresistas a la acción de gobierno. Nada será ya igual y quien no lo entienda así está condenado al fracaso y a la melancolía.

El hecho fundamental que ofrece este gobierno poniendo la gobernabilidad del país en un grupo compacto de mujeres de izquierda, comprometidas con la acción pública, profesionales contrastadas y dispuestas a correr riesgos – sin ninguna necesidad de ello – es claramente el ejemplo que ha de seguirse de ahora en adelante para encarar la política del futuro.

Curiosamente, ejemplos muy cercanos de esta realidad se están produciendo ahora mismo en algún concejo del Occidente de Asturias.

La hora del plural genérico femenino

Y es que han pasado los tiempos del postureo, el abrazafarolismo y las actitudes paternalistas y condescendientes. Ha llegado el momento de ensanchar el campo de juego, de abrir las ventanas, de poner todos los escalones de gobierno en manos serias, sensatas y preparadas de personas dispuestas a comprometerse con la colectividad.

Se dirá y con razón que son virtudes no exclusivas de las mujeres, pero hay algo importante: ha llegado el momento de dar el relevo. Ha llegado el momento del plural genérico femenino. Sabemos hasta dónde hemos llegado y tenemos que reconocer que es necesario un nuevo enfoque.

Sabemos que es necesaria una nueva mirada que nos aleje de lugares comunes e ineficiencias y que esa nueva mirada debe venir de los ojos de mujeres comprometidas y capaces de ofrecer nuevos enfoques. Lo mejor de todo es que, como ha quedado demostrado, las hay y muchas, por cierto.

Ahora sólo falta que otras den un paso adelante y se decidan a transformar una realidad que necesita esa transformación.

Como se decía antiguamente tras los juramentos, si es así que Dios os lo premie y, si no, que os lo demande

Juan Santiago