14 de abril. La dignidad de la memoria
14 jueves Abr 2016
Escrito por Juan Santiago * Opinión, Ecos radio
Hoy más que nunca resulta imprescindible no perder la memoria que nos deja el 14 de abril. Es necesario recordar para mantener la dignidad.
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A la memoria de Juan Corvillo y Félix Menéndez
Hoy es 14 de abril y, por tanto, conmemoramos, al menos algunos, la proclamación de la Segunda República Española. Se cumplen así ochenta y cinco años desde el día en que aquel Borbón, se vio forzado por la voluntad de los españoles a tomar el camino de París y se instauró en España la elección del Jefe del Estado por métodos democráticos y no por la gracia de dios.
Se dice – y yo creo que es cierto – que nadie ni nada muere del todo mientras queda su recuerdo en la memoria de alguien.
Por eso es importante no olvidar. Por eso es importante recordar a los que se fueron, a los que añoramos, a los que nos arrebataron o a aquellos momentos de nuestra historia que creemos importantes para nuestra propia dignidad y para la dignidad de los que habrán de recordarnos manteniendo, a su vez, nuestra memoria.
Algo deberíamos aprender de aquel 14 de abril si fuéramos capaces de recordar que de él surgió una esperanza democrática para devolver al pueblo un sentimiento de estima que había sido pisoteado por aquellos caciques, meapilas, arribistas y ladrones que tomaron cumplida venganza financiando y armando a golpistas vestidos de uniforme y de camisa azul mahón.
La memoria de aquel día incluye el recuerdo de todos aquellos que fueron arrebatados a sus familias, torturados, asesinados junto a las tapias de los cementerios y enterrados en esos fosas comunes que los cachorros y herederos de aquellos golpistas pretenden a toda costa que permanezcan anónimas.
También incluye el recuerdo de todos los que tuvieron que abandonar su tierra para intentar salvar sus vidas y las de sus familias y el recuerdo de los que combatieron contra éste y contra todos los fascismos que han intentado acabar con la dignidad de los pueblos.
Porque esa es la clave, la dignidad. Eso es lo que no podemos olvidar en estos días. No podemos olvidar que es la unidad de la voluntad popular la única que puede devolver la estima a un conjunto de ciudadanos exhaustos y abrumados por la codicia de los poderosos, como ocurrió aquel catorce abril.
Nadie puede olvidar, y menos que nadie quienes representan a los ciudadanos, que este país necesita nuevamente un viento que arrastre todas las telarañas que tratan de ocultar la dignidad de sus gentes y que han ido tejiendo a lo largo de estos años los sucesores de aquellos caciques, meapilas, arribistas y ladrones que hoy ocupan de manera ilegítima algunos peldaños del poder.
Porque, como se puso de manifiesto aquel 14 de abril de hace ahora ochenta y cinco años, la única legitimidad auténtica es la que proviene de la voluntad popular expresada libremente y en condiciones de igualdad, no la que se basa en “un depósito acumulado por la Historia” como dijo Alfonso de Borbón, ni la que se obtiene mediante trampas, ilegalidades o procesos amañados.
Nadie muere del todo mientras su recuerdo permanece en nuestra memoria. No mueren los que nos trajeron aquí ni los que ellos añoraron, no mueren los que compartieron parte de su vida con nosotros y a quienes por eso echamos de menos, y no muere, desde luego, la memoria histórica que nos sirve de ejemplo este catorce de abril.
Es una cuestión de dignidad. Por eso, salud y República.