El camino hacia una nueva izquierda en Asturias pasa por las primarias socialistas y por la elección no sólo de un secretario general sino también de una estrategia de futuro
Los últimos sondeos reflejan una recuperación teórica del voto socialista a partir de la victoria de Pedro Sánchez en el proceso de primarias del PSOE y su consolidación en el 39º Congreso.
Los datos de algunos estudios reducen la horquilla de votos con el Partido Popular hasta cifras próximas a los 800.000 y la sitúan por debajo de los cuatro puntos, pero reflejan, a su vez, una realidad que hay que destacar. Una realidad que se concreta en que los movimientos sustanciales de votos tienen lugar dentro de los bloques izquierda-derecha (el PP a favor de C´s y Unidos Podemos a favor del PSOE) pero también en que – y esto es la novedad – se produce un empate virtual a votos entre esos dos bloques que quedan a medio punto de diferencia.
Y es este empate lo que me parece significativo porque podría indicar una tendencia al sorpasso entre los bloques que fuera en la dirección de las elecciones de 2015. Eso sí, con una salvedad importante como es el hecho de que la nueva dirección socialista, al contrario de lo que ocurrió con los anteriores encorsetamientos, parece dispuesta a explorar los mecanismos que posibiliten la formación de gobiernos alternativos a la derecha.
La cuestión asturiana
En Asturias la situación es más sencilla porque se parte de un mapa electoral mucho más favorable para el bloque de izquierdas que, en las últimas elecciones autonómicas, fue capaz de aventajar en más de veinte puntos al que formarían PP, FAC y C`s.
Por eso, ahora, cuando los dos modelos que confrontaron tras el nefasto 1 de octubre se postulan de cara al Congreso de la Federación Socialista Asturiana, es tan importante poner de relieve las cuestiones estratégicas de futuro.
Lo primero que hay que decir, al margen de esas cuestiones estratégicas, es que lo que está garantizado para el socialismo asturiano es la renovación generacional. Algo que, por cierto, no siempre es fácil. A ese respecto, tanto la figura de Josechu Pérez como la de Adrián Barbón tienen unos perfiles de edad y de trayectoria que suponen, en cualquier caso, la llegada de la savia nueva.
Por eso quizás es tan importante marcar las diferencias metodológicas y estratégicas que han de llevar a la militancia socialista a optar por uno u otro.
Ahí, precisamente, es donde entra en juego la posición de cada uno de cara a lo que podíamos llamar la conformación de un bloque de gobierno de izquierdas. De una nueva izquierda asturiana, para entendernos.
Dos tipos de estrategias
Decía antes que la situación en Asturias es más sencilla que la estatal en tanto en cuanto las fuerzas de izquierda suman con amplitud. Eso es cierto pero también lo es que esa sencillez es puramente aritmética y no significa, tal como se ha acreditado en esta legislatura, que produzca, por sí misma y de modo automático, un bloque de gobierno. Por eso es tan importante la manifestación expresa de una estrategia que deje claro a los militantes cuál va a ser el planteamiento de la futura dirección.
Es decir, hay que saber quién o quiénes enfocan esa estrategia de un modo centrífugo, es decir, saliendo de entrada a buscar sin apriorismos una posibilidad de acción hacia un gobierno de izquierdas – aunque sea plural – con el fin de que se implementen políticas de izquierdas o quién – de manera también legítima – establece su estrategia prioritaria de una manera centrípeta, basada únicamente en la consecución de la hegemonía.
Al final, como siempre, todo se reduce a un análisis de la realidad y de la correlación de fuerzas. Por un lado, la realidad es que hoy, igual que hace ya unos años, es imprescindible que los ciudadanos disfruten de gobiernos dispuestos a revertir las políticas infames y corruptas de una derecha que es depredadora con las clases populares y servil con los poderosos y sus corporaciones.
Y, por otro lado, está claro que la correlación de fuerzas la deciden los ciudadanos en las urnas y que es obligación de todos ponerse al servicio de ese mandato, guste más o guste menos.
En definitiva, que, a mi juicio, parece clara la necesidad de acuerdos que estabilicen fórmulas de gobierno que dejen a la derecha asturiana en la posición que realmente le corresponde. Fórmulas de gobierno que estén claramente a la izquierda, que tengan bases razonables y que se fundamenten en relaciones de confianza.
Si a mí me preguntaran, yo diría que ésa es la posición mayoritaria de una militancia a la que ahora se convoca para elegir en primarias a su próximo Secretario General.
A partir de ahí, salud y República.