para escribir esos versos
Ese éste un estúpido país que ha decidido suicidarse.
(Y conste que a mí me da igual mientras lo haga en silencio y sin molestar)
Es éste un país suicida que se desangra a borbotones perdiendo no sólo la conciencia sino las almas que lo hacían apetecible.
Es éste un triste país en el que se ha muerto definitivamente un poeta al que enterraron hace muchos años.
Un poeta que tiene, para mí, el más grande mérito que se puede tener.
Se ha muerto el poeta que escribió los dos mejores versos de la literatura española.
Será pasión de tocayo, pero no hay nada con mejor ritmo, con más sencillez, con más claridad, ni con mejor sentido de la libertad que lo que se expresa en esos dos versos:
«Al del pájaro prefiero
este verde imaginado.»
Seguramente, nadie pensaba que ese brote lírico, aparentemente ingenuo, pero perturbador, se pudiera contener en una obra que el loco había titulado “Contra España y otros poemas no de amor”.
El loco, era el último de los malditos. El último de los poetas que escribían desde el dolor y que, quiero imaginar, ha muerto de asco en un país de cerrado y sacristía.
Al poema (“Pase de rabia”) le quedaba un tercer verso:
«Ven amor, vamos a ver la sombra de los adivinos.»