Como dice el maestro Miguel Ángel Aguilar ¿pero qué broma es ésta?
¿Qué broma macabra es esta de los sobresueldos del partido para “compensar”? ¿Compensar de qué? ¿Qué es eso de que hay que compensar por la dedicación de quienes, además de cargos institucionales tienen cargos orgánicos?
¿Por qué se ríen de nosotros?
Y lo que es peor ¿por qué callan los militantes? O ¿por qué callan los pequeños cargos institucionales que lidian todos los días con sus ciudadanos y a los que muchas veces les cuesta dinero su acción política?
Y encima tenemos que aguantar cosas tales como “pero es que yo lo declaro todo”. Hombre, no sé si es verdad pero, si lo es, ¡sólo faltaría!
¿Hasta cuándo vamos a estar mirando para otro lado?
Desde luego, es indudable que hemos sido ingenuos cuando pensábamos que lo lógico era que el que llegaba a un cargo institucional, ya no es que fuera a cobrar del partido, sino que debía pagar una parte de su sueldo al partido para ayudar a que éste pudiera mantener su acción política. ¡Pues no! Resulta que no, que en determinados ámbitos (esperamos que no en todos) la norma era la “compensación”, que es una bonita forma de llamar al saqueo. Resulta que hay partidos que estaban recaudando dinero y dando beneficios que se repartían para “compensar” a la cúpula. Y resulta que eso es lo normal.
Habrá que insistir ¿pero qué broma es ésta?