Los ganaderos de leche comprueban que el acuerdo suscrito por una parte del sector lácteo, en lugar de solucionar sus problemas, los ahonda.

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Leche precios

Fuente: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

Hace siete meses que una parte del sector lácteo firmó a bombo y platillo un acuerdo que la Ministra de Agricultura se atrevió a calificar como “un acuerdo ganador para todo el sector”.

Seguramente es cierto que fue un acuerdo ganador, pero es mucho más discutible que lo fuera para todo el sector y, desde luego, no lo ha sido con toda seguridad para los ganaderos que siguen produciendo a pérdidas la leche que manipulan y comercializan las otras dos patas.

Esto no es una simple apreciación sino que se deduce con toda claridad del segundo informe trimestral que hace el seguimiento y evaluación de dicho acuerdo milagroso.

Lógicamente y por cuestiones de espacio no podemos analizar aquí la totalidad de ese informe pero sí podemos poner de relieve algunas cuestiones que sirven para centrar la cuestión.

Por ejemplo – y como era sabido desde que se perpetró la desaparición a coste cero de aquellas cuotas que había que comprar y de las que se decía que eran una maravillosa inversión – la producción de leche sigue aumentando, cifrándose el incremento en un 2% en 2015 y produciendo, en palabras del propio informe, dificultades en “la mejora de la situación, ya que se incrementan los problemas para la colocación de una mayor producción, al no crecer el consumo”.

Porque, claro, al genio maligno al que se le ocurrió que había que hacer una de esas maravillosas aperturas del mercado, cargarse las cuotas y propiciar el aumento de la producción, no tuvo en cuenta la tendencia a la baja del consumo que el propio informe cifra nada menos que en el 10,6% para el último año. Como se ve, todo un ejercicio de lógica y planificación económica.

Pero más gracia tiene aún la evolución de precios conseguida por aquel extraordinario y benéfico acuerdo.

Como se sabe, uno de los propósitos básicos de aquella xuntanza era detener el siniestro grifo de la producción a pérdidas por parte de un sector ganadero en estado agónico o, en palabras más floridas del propio Ministerio “mantener el valor del producto en los primeros escalones de la cadena”.

Pues bien, objetivo perfectamente cumplido. Como ya sabían de sobra los paisanos, el informe de seguimiento constata literalmente que “el precio percibido por el ganadero ha registrado en el mes de febrero una reducción del 0,6%, respecto de enero, lo que sitúa el precio medio mensual en 0,306 €/l”.

Si todos coinciden en que, en circunstancias normales, es muy difícil producir por debajo de 0,34 €/l, no resulta complicado concluir que no es que el grifo se esté cerrando sino que alguien ha dado otra vuelta para aumentar el caudal.

Eso sí, que no se preocupen los consumidores porque eso de la valorización o no banalización del producto lo soportan totalmente sus bolsillos que ya pagaban la leche a 0,71€/l de media en enero con una subido del 1,27% con respecto al mes anterior. No es poca cosa porque si aplicáramos esa subida a un año estaríamos hablando de un aumento de precio de más del 15%.

Así que, como se puede ver, todo un éxito del acuerdo para los que nunca pierden. Gracias a él han conseguido exactamente lo que querían: pagar menos por lo que compran y cobrar más por lo que venden.

Es lo que tiene el sacrosanto mercado que, como decía aquella señorona bienpensante y de buena familia, “No se preocupe, señora marquesa, que, al final, al cielo iremos los de siempre”.

Pues eso.

Juan Santiago