Si nadie lo remedia, las Alas de Asturias y, sobre todo, el Occidente, se convertirán en una especie de desierto social, en poco más de una década.

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requiem por el occidente de asturias

Fuente: REGIOlab

Hace dos semanas aludía aquí, en este mismo espacio, a la brecha entre el área central y las Alas de Asturias, y al modelo territorial que la propicia y la va ahondando conforme pasa el tiempo.

Hoy, hace ya una semana que tenemos encima de la mesa las Proyecciones demográficas de Asturias para 2029 establecidas por el REGIOlab, el mismo observatorio universitario que elaboró los documentos que entonces analizábamos.

Hace una semana de su publicación y yo, al menos, no tengo constancia de que se haya constituido una especie de gabinete de crisis que estudie los datos ofrecidos y trate de poner en marcha las imprescindibles medidas que se habrían de implementar para afrontar el enorme desastre que los datos publicados ponen de manifiesto.

El panorama es absolutamente estremecedor y todavía peor de lo que los más pesimistas podían haber previsto. De hecho, estamos hablando del horizonte de 2029 — apenas trece años — para ver la consolidación de este territorio como un auténtico desierto social o una especie de reserva india que es a lo que parece que estamos abocados.

La situación es insostenible y son necesarias acciones estratégicas contundentes

Les aseguro que no es ninguna exageración. De hecho, es el propio REGIOlab el que habla de una situación prácticamente insostenible en las Alas de Asturias y el que habla de la necesidad de articular acciones estratégicas contundentes.

Basten algunos datos: en 2029, en todo el Occidente de Asturias, según REGIOlab, habrá poco más de dos mil niños menores de diez años mientras que serán cerca de 25.000 las personas mayores de 70. Concejos del Occidente como Valdés, Castropol o Vegadeo, entre otros, habrán perdido alrededor de un 30% de su población actual, lo que llevará, por ejemplo a Vegadeo, a una población de entre 2.500 y 3.000 habitantes. Por cada 100 menores de 16 años, habrá alrededor de 700 mayores de 64 y el índice medio de dependencia para todos los concejos estará aproximadamente en el 75%.

El problema, además, es que podríamos haber traspasado el punto de no retorno si tenemos en cuenta que, para ese horizonte de 2029, podría haber en el Occidente alrededor de un cuarenta por ciento menos de mujeres en edad fértil.

No es cuestión de hacer catastrofismo ni de sembrar la alarma. Estamos ante proyecciones demográficas realizadas por organismos universitarios y basadas en metodologías científicas, aunque echamos en falta la publicación de las tablas de datos desagregadas que nos permitieran hacer algunos análisis locales.

El problema es acuciante, es de pura supervivencia y requiere una acción clara, decidida y transversal, incluso desde el punto de vista político.

Urge la creación de una Mesa Municipal por la Supervivencia del Territorio que reivindique la implementación urgente de medidas, incluso excepcionales, no sólo para tratar de taponar la sangría, sino para tratar de corregir a futuro el desequilibrio territorial de la región que está causando el problema, incluyendo la reasignación de recursos y la modificación de los asentamientos de la estructura productiva.

Es un problema político, de Política con mayúsculas, en el que el protagonismo debe recaer en el primer escalón de la representación ciudadana que constituyen unos Ayuntamientos que están obligados a que, de una vez por todas, se escuche la voz de sus territorios.

Porque si no se oye esa voz, lo único que, al final, se escuchará será el doblar de las campanas por todos nosotros y por nuestro modo de vida.

Juan Santiago