Pedro Sánchez parece decidido a liderar el ala izquierda del PSOE como estrategia para volver a la Secretaría General y para ello se reinventa ideológicamente.

pedro sanchez se reinventa

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Los pocos que me conocen saben que nunca he sido especialmente partidario de la figura política de Pedro Sánchez como Secretario General del Partido Socialista. Es más, desde el minuto uno de su designación como tal, fui crítico con él y aún sostengo buena parte de esa crítica.

Lo digo, simplemente, por poner en contexto mi opinión sobre el documento que ha presentado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como base teórica de su candidatura ante las nuevas primarias socialistas.

La verdad es que, tras la lectura de sus treinta y tres páginas, lo primero que hay que decir es que se trata, a mi juicio, de un buen documento en el que se notan aportaciones de personas que están, quizás, apartadas de las baronías y del resplandor de las candilejas, pero que tienen acreditado un peso teórico serio dentro de la socialdemocracia española de los últimos treinta años.

La vuelta al guerrismo

Así, las aportaciones de Cristina Narbona en sostenibilidad ecológica o de Jorge Fabra en política energética, de Manuel Escudero y posiblemente Josep Borrell en lo relativo al modelo económico y de José Félix Tezanos, seguramente en la coordinación general del proyecto. Todo ello acreditando una posición de ala izquierda que está conectada, curiosamente, con lo que fue en su día el guerrismo ideológico.

Quizás por eso, para mí, la sensación tras una primera lectura es positiva. Positiva, básicamente, porque, además de otros muchos aspectos, resalta tres puntos que, para mí, son clave a la hora de alcanzar una salida a la crisis en la que el partido anda inmerso.

Tres claves para afrontar el camino

Primero, el modelo de partido. La estructura que debe adoptar la organización para que la solución que se adopte no sea una salida en falso. Las metodologías de trabajo diseñadas de abajo-arriba y los sistemas de elección directa con el foco puesto en el protagonismo de la militancia son, sin duda, un acercamiento a los planteamientos de muchos militantes críticos con la situación actual que, lógicamente, habrán de concretarse con una revisión en profundidad de los estatutos.

En segundo lugar, la puesta al día del modelo socialdemócrata a través de una confrontación directa y decidida con las posiciones del capitalismo neoliberal que se reconoce como causante directo de la situación de desigualdad y empobrecimiento que sufre la sociedad española.

Y, en tercer lugar, la apuesta por una alianza estratégica de la izquierda que viene a reconocer la existencia de una nueva correlación de fuerzas. Alianza que se materializa en esa “coalición progresista liderada por una socialdemocracia renovada en alianza con nuevas formaciones de izquierda…” de la que habla expresamente el texto de «Por una nueva socialdemocracia”.

El documento es, así, una buena base para un debate en el que también habrán de estar nuevos documentos y ponencias. Un debate cuyo inicio desde la base, desde las agrupaciones, yo propondría que fuera urgente y ordenado, de modo que pueda ir clarificando las posiciones de cara a las primarias.

Reinventarse para liderar

Ante éstas, es evidente que Pedro Sánchez se ha transformado en relación con lo que salió de las anteriores. Poco tiene que ver, por ejemplo, lo que dijo en un foro empresarial contra el establecimiento de la jornada de treinta y cinco horas (35 horas de Sánchez) y lo que se mantiene ahora en el documento actual.

Poco o nada que ver, pero no voy a negarle a nadie la capacidad de evolucionar hacia posiciones distintas para encarar un posible liderazgo.

Lo único que me voy a permitir es recordar que, por encima de la capacidad de enganche que pueda tener una imagen atractiva, la cualidad fundamental del líder político reside en el bagaje moral, en la capacidad transformadora, en el establecimiento de unas metas comunes que ilusionen a la ciudadanía y en una credibilidad ejemplar en la que, tanto el colectivo interno (el partido) como el externo (el conjunto de los ciudadanos), puedan sentirse reflejados.

Pues bien, ahora veremos qué pasa con todo ello.

Juan Santiago