La victoria incuestionable de Pedro Sánchez no es sólo producto de un impulso emocional. Junto a ello hay una construcción teórica e ideológica con un origen claro

los viejos guerristas nunca mueren

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La noche de celebración de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias fue pródiga en detalles que explican mucho lo ocurrido. Desde el rictus de una Susana Díaz, incapaz de disimular – lo cual también es de agradecer –, pasando por el fair play de un Patxi López, relajado y ganador en su nivel, hasta llegar al canto de la Internacional puño en alto de un Pedro Sánchez exultante y renacido.

Sin embargo, a mí lo que de verdad me llamó la atención fue localizar en el amplio grupo de acompañamiento de Sánchez algunas caras y presencias que explican en muy buena medida lo ocurrido estos últimos meses.

No era fácil porque, a lo numeroso del grupo, había que añadir unos tiros de cámara que dificultaban bastante la localización a partir de la segunda línea, pero, fijándose bien, allí estaban algunos.

Allí estaban los viejos guerristas.

Los viejos guerristas

Allí estaba, desde luego, José Félix Tezanos, director de la Fundación Sistema, catedrático de Sociología y ex secretario de Formación de la Ejecutiva Federal del PSOE. Allí me pareció ver, aunque tampoco estoy seguro, a Manuel Escudero, economista, miembro de la Ejecutiva Federal en los noventa, coordinador del Programa 2000 impulsado por Alfonso Guerra. También podría andar por allí Jorge Fabra, ex Presidente de Red Eléctrica y del Colegio de Economistas, Presidente de Economistas Frente a la Crisis en donde comparte junta directiva con otra persona vinculada a la candidatura de Sánchez como es la ex ministra Cristina Narbona. También podría estar cerca, aunque no aparecía en la foto, Josep Borrell, antiguo ganador de primarias y una de las personas que mayor sensatez han puesto a la locura que empezó en octubre.

Yo diría que nada de lo ocurrido se podría entender sin esas presencias. De hecho, cuando leí el documento de campaña que Sánchez presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, me di cuenta de que, afortunadamente, detrás de un impulso que parecía un mero impulso emocional, de reacción frente al disparate del Comité Federal, había una construcción teórica e ideológica que respondía perfectamente a un concepto socialdemócrata más propio de una necesaria ala izquierda que del modelo social-liberal en el que viene moviéndose desde hace años el socialismo español y europeo.

De ahí que el discurso que Susana Díaz enfrentaba al de Sánchez se empeñara en hablar continuamente de bandazos que buscaban desprestigiar, así, la actual posición que ha mantenido la candidatura ganadora. Una posición bien construida hacia la izquierda.

La apuesta sindical

Como nada se puede entender sin la apuesta sindical de la UGT y de su actual Secretario General. En Asturias, por ejemplo, no se puede entender el vuelco en las votaciones y el claro dominio de la candidatura de Sánchez sin el envite decisivo protagonizado por el SOMA, viejo aliado del guerrismo, personalizado con nitidez en la figura del Alcalde de Laviana, Adrián Barbón, que apunta de una manera decidida a la Secretaría General que dejará vacante Javier Fernández.

Para mí esas son las claves de una jornada que, por otro lado, fue modélica. Limpia, transparente y movilizada. Una jornada que ofreció un ejemplo de auténtica nueva política y que deja en la militancia socialista un regusto por lo bien hecho y un orgullo de pertenencia, que no es poco.

Para ello fue necesario que junto a las emociones, siempre tan necesarias, aparecieran también las construcciones teóricas y la ideología.

Todo ello de la mano de los viejos rockeros. De los viejos guerristas. Lástima que el que faltara fuera Alfonso.

Juan Santiago