Tsipras y Grecia frente a los poderes fácticos europeos

Pido prestado el final de un artículo más que recomendable que Jorge Fabra Utray publica en Economistas Frente a la Crisis, porque me sirve como introducción a la idea que se contiene en el título:

“El Gobierno encabezado por Syriza no es populista ni de extrema izquierda. Syriza, más allá de las dificultades que encierra ser un conglomerado de diferentes corrientes políticas, es, sencillamente, socialista. La socialdemocracia no es propiedad de sigla alguna, lo es de quienes hacen propuestas socialdemócratas y se comportan como tales. Por eso su crecimiento y su victoria electoral no son ajenos a que millones de ciudadanos que en años pasados votaron al PASOK, hayan votado y estén apoyando al nuevo Gobierno griego. Y no sólo los votantes, también numerosos cuadros y organizaciones que antes integraron el PASOK hoy se encuadran en Syriza.

Grecia como espejo, es hoy una metáfora en Europa.»

Efectivamente. Todos deberíamos vernos reflejados en la imagen de Alexis Tsipras rodeado de ese tribunal de auténticos inquisidores que, con Angela Torquemada al frente, se arrogan la condición de representantes de los europeos y entre los que, curiosamente, se sienta el jefe del lobby banquero al que nadie ha elegido, mientras que no aparece el Presidente del Parlamento Europeo que es quien podría tener mayor legitimidad democrática.

Grecia, como dice Jorge Fabra, es una metáfora de Europa y es el espejo donde todos nos deberíamos mirar. Grecia fue el campo donde la mafia financiera, básicamente los bancos alemanes, entraron alegremente a saco sabiendo de muy buena fuente que si algo salía mal, ya vendrían los “representantes democráticos” a organizar un sistema para que la recuperación de sus apuestas de casino se traspasara a los hombros de los ciudadanos “representados”.

Y lo hizo, además — y esto es un sarcasmo — en nombre del libre mercado y la ortodoxia financiera.

Con otro agravante, y es que ese sistema organizado con apariencia democrática, les iba a permitir continuar el expolio gracias a un mecanismo auténticamente diabólico. Ahora que os hemos esquilmado, os vamos a rescatar. Es decir, os vamos a dar un poco más de dinero público a cambio de que os convirtáis a la única religión económica verdadera y de que desmontéis todo tipo de barrera que impida que nos entreguéis toda renta pública que se pueda obtener y a vuestros ciudadanos como siervos.

Ese es el espejo. No el deformado del Callejón del Gato donde Merkel y su Doctor Strangelove, apoyados por marianos y otros mamporreros, quieren que nos miremos.

El problema está en que, al lado de esas posiciones, nos encontramos a una cierta “izquierda” que se ha puesto de perfil y que, como se siente amenazada por otros partidos emergentes, está poniendo puente de plata para que los draghinianos y merkelianos alcancen sus últimos objetivos militares y arrasen a esos atrevidos griegos que han votado a estos demonios populistas.

Vuelvo al párrafo de Fabra. La política que Syriza le ha propuesto a sus ciudadanos es, lisa y llanamente, socialista y harían bien todos estos fatuos dirigentes, supuestamente progresistas, en no manipular ni patrimonializar el legado socialista.

La pregunta es pertinente: ¿a quién consideramos más socialista o socialdemócrata, al corrupto PASOK de los Papandreu o a Syriza?

La realidad es que en Grecia, el PASOK tenía bases y votantes que hoy lo han abandonado porque han sentido en sus carnes y en su miseria la connivencia de unos teóricos socialdemócratas con quien les ha querido robar hasta la dignidad.

Otros, que se dicen únicos depositarios de la socialdemocracia, no están haciendo ni un solo gesto de apoyo o de presión para conseguir que el doberman suelte la presa. Eso sí, luego dirán que el pescado es caro.

Y es que, o se dan cuenta de que todos vivimos en Grecia, o en poco tiempo oiremos hablar de barbas remojadas y de vecinos afeitados. Y si no, al tiempo.

Juan Santiago